Por: Jessica Fernández Velásquez
La obra de
Vallejo constituye no sólo el punto más alto de toda la Literatura Peruana,
sino una de las aventuras estéticas más hondas y geniales del siglo XX.
Narrador, dramaturgo y ensayista de talento, Vallejo fue sobre todo un inmenso
poeta, uno de los mayores del idioma, probablemente el más grande surgido hasta
ahora en América Latina, con una huella considerable en la poesía contemporánea
del ámbito hispánico.
Sin duda
alguna, Trilce, el poemario que lo
llevó a la gloria, representa un acto de rebelión poética que canceló por
completo el horizonte modernista, consumando la máxima proeza del vanguardismo
literario.
La
temática abordada en los setenta y siete composiciones que lo conforman es
diversa, haciendo de éste un singular ejemplo de renovación del acto poético
esencial.
Uno de los
temas tratados en la poética vallejiana es la figura de la madre como emblema
de nostalgia por el pasado, lleno de una fuerte carga emotiva.
Las
composiciones Trilce III Y XVIII, corpus literario que pertenecen a este
poemario, reflejan el carácter dicotómico del ser del poeta, lo que explica su
incuestionable valor estético, prestándose así a un análisis semio
narratológico.
Ahora
bien, ¿Cómo se presenta el carácter
dicotómico del Yo del poeta en ambas composiciones?, ¿Dicho carácter dicotómico
estará ligado a la figura de la madre? y si es así ¿De qué forma se manifiesta
en los bloques temáticos y en la estructura actancial de ambos poemas?.
En ese
sentido, la estructura actancial en la composición III y XVIII en Trilce es
recurrente a la condición de los bloques temáticos y la función actancial que
han tenido los personajes.
BLOQUE TEMÁTICO (BT): Trilce III
I MACROSEGMENTO (I MS): de la experiencia
aldeana.
SEGMENTO 1 (S1): la pureza de la primera
soledad.
SUB SEGMENTO 1 (SBS1): temor a la muerte de
sus mayores.
SUB SEGMENTO 1.1 (SBS 1.1): evocación a
Santiago de Chuco
BISAGRA 1 (B1): evocación a la madre
SUB SEGMENTO 2 (SBS 2): advertencia a sus
supuestos hermanos
SUB SEGMENTO 2.1 (SBS 2.1): temor a la
muerte de sus mayores
BISAGRA 2 (B2): evocación
a la madre.
SUB SEGMENTO 3 (SBS 3): llamado a sus
supuestos hermanos
BISAGRA 3 (B3): //
silencio
SUB SEGMENTO 4 (SBS 4): queja hacia sus
mayores
BISAGRA 4 (B4): //
silencio
SUB SEGMENTO 5 (SBS 5): Vallejo que
cuestiona
BLOQUE TEMÁTICO (BT): Trilce XVIII
I MACROSEGMENTO (I MS): de la experiencia de
la celda
SEGMENTO 1 (S1): celda.
BISAGRA 1 (B1): // silencio
SEGMENTO 2 (SBS 2): madre
BISAGRA 2 (B2): //
silencio
SEGMENTO 3 (SBS 3): celda – madre.
BISAGRA 3 (B3): //
silencio
SEGMENTO 4 (SBS 4): limitada esencia humana.
En el
bloque temático que corresponde a Trilce
III, el macro segmento I es denominado de la experiencia aldeana, por la
vinculación directa con el hogar. Vallejo perdió a su madre a los veintiocho
años de edad, lo que provocó un gran impacto del que nunca pudo superar, es así
como la composición, llena de frustración y sentimiento de soledad, refleja la
regresión del sujeto al habla infantil frente a la ausencia de la figura materna.
TRILCE III
Las personas
mayores
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.
Madre dijo que no demoraría.
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito que todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.
Madre dijo que no demoraría.
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito que todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
El sub
segmento 1 que corresponde a la primera estrofa nos da la imagen de un
atardecer solitario en Santiago de Chuco, pueblo donde Vallejo nació y vivió
durante su infancia, esperando que lleguen las personas mayores. Al preguntar a qué hora volverán, se representa el temor a la muerte de sus
mayores y por ende la soledad ante tal ausencia.
Las personas mayores
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.
Las
bisagras B1 y B2 pertenecen al verso quinto y catorceavo, donde se manifiesta
la evocación directa a la madre, es decir, que en ese momento, el Yo del autor
y los supuestos hermanos se encontraban solos, sin el cuidado de ella.
Madre dijo que no demoraría
En las
estrofas de los sub segmentos 2, 3 y 4, Vallejo describe lo que hace mientras
espera a su madre y lo escribe con un tono más alegre e inocente, como un niño
emocionado, sin embargo aparece nuevamente la
muerte.
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas, (MUERTE)
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas, (MUERTE)
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito que todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros (QUEJA)
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros (QUEJA)
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
Por
último, en el segmento 5, aparece el yo poético que comienza a cuestionar si
hay alguien que lo esté escuchando, buscando a sus hermanos en la oscuridad. Al
usar la palabra recluso en el último
verso, nos evoca la imagen de que está encerrado en una casa, como un huérfano
que no tiene a dónde ir, ni nadie no con quien estar.
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
Es
necesario resaltar que las bisagras 3 y 4 se han señalado como silencios,
puesto que entre estrofa y estrofa existen pausas importantes que no
obstaculizan el ritmo fluido del poema, al contrario, le afianza más el tono
melancólico visto desde un punto de vista inocente.
En el
bloque temático que corresponde a Trilce
XVIII, el macro segmento I es denominado de la experiencia en la celda,
aludiendo al hecho del encarcelamiento del autor, considerando que fue allí
donde se produjo el poemario.
A su vez,
se metamorfosea un hecho personal físico – espiritual y lo transforma en
ficción simbólica, es decir, poesía básicamente humana.
En el
segmento 1 aparece la metáfora de la celda
como espacio poético.
Oh las cuatro paredes de la celda
Ah las cuatro paredes albicantes
Que sin remedio dan al mismo número
Criadero de nervios, mala brecha
por sus cuatro rincones cómo arranca
las diarias aherrojadas extremidades
En el
segmento 2, aparece la metáfora madre
como refugio de paz espiritual.
Amorosa llavera de innumerables llaves,
si estuvieras aquí, si vieras hasta
qué hora son cuatro paredes.
Contra ellas seríamos contigo dos
más dos que nunca. Y ni lloraras,
di, libertadora!
En el
segmento 3 ambas metáforas se unen, donde las paredes de la celda conllevan a
la evocación de la madre.
Ah las paredes de la celda
de ellas me duelen entretanto más
las dos largas que tiene esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurados declives,
a un niño de la mano cada una
Por
último, en el segmento 5 se expresa netamente la angustia del poeta por la
ausencia de sosiego y amparo en su vida, la que nunca le permitirá sentir la
esencia humana.
Y sólo yo me voy quedando
con la diestra que hacen por ambas manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo
esta mayoría inválida de hombre
Al igual
que la composición anterior, las bisagras aparecen como silencios, rasgo típico
de la poesía vallejiana y por ende del vanguardismo.
Por otro
lado, la estructura actancial es vista como generadora de la sintaxis de los
actantes.
De este
modo, tanto en el poema III y XVIII de
Trilce, la estructura actancial es generada en torno al carácter dicotómico del ser del poeta, es decir, que el Yo poético se reconcilia con el mundo a
través de la figura de la madre.
Es así
como ambas composiciones aparecen como actantes sujetos el YO del autor y como
fin último, es decir, un actante objeto, la madre, a pesar de desarrollarse la
dinámica textual en dos contextos sumamente diferentes: experiencia aldeana y
experiencia de la celda respectivamente.
La imagen
materna despierta un sentimiento de protección y esperanza en el YO poético,
por eso cuando en Trilce III dice,
con un lenguaje cándido “Madre dijo que no demoraría”, se desprende la
confianza puesta en el pronto retorno de la madre, logrando tranquilizar el
tema a la soledad y oscuridad que siente el locutor.
En este
sentido, el calor representado en la figura materna también lo ubicamos en
Trilce XVIII cuando dice “Oh las cuatro
paredes de la celda /ah las cuatro paredes albicantes/que sin/ remedio dan al
mismo número/ criadero de nervios, mala brecha/ por sus cuatro rincones cómo
arranca las diarias aherrojadas extremidades”; se refleja el recuerdo de la
madre que lo libera de los momentos agobiantes del presente y la ausencia de
afecto lo repliega a un pasado en busca del amor materno, un regreso al origen,
al calor humano lejano de su realidad.
Definitivamente, en las composiciones III Y XVIII, pertenecientes al poemario Trilce, la estructura actancial es generada en torno al carácter dicotómico del Yo poético, es decir, el autor se reconcilia con el mundo, mediante la imagen materna. En segunda instancia, en los bloques temáticos correspondientes a cada poema, es indiscutible, como Vallejo hace una regresión del sujeto actante al habla infantil, transformando un hecho personal en ficción simbólica, a través del uso preponderante de la metáfora, apareciendo así, nuevamente la figura de la madre como refugio de paz espiritual.
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