Por Equipo Docente:
José García Minguillo
El Currículo Nacional, define cuál es el perfil del estudiante que queremos y las características –11 en total– que tendrán al egresar de la educación secundaria. Su enunciado y constructo, no solo obedece a una fundamentación vinculada a la pedagogía y ciencias que la sustentan, también se corresponden con los principios de la educación peruana, establecidos en la Ley General de Educación y otros documentos normativos. José García Minguillo
Julio Pedro Rentería Corrales
Lorgio Pacherres
Satornicio
María Villalobos
Álvarez
Jaime Escalante
López
Ada Vásquez
Chambergo
Ángel Oblitas
Silva
José Quiñones
Ubillús
Jessica Fernández
Velásquez
Maritza Flores
Salazar
El perfil de egreso aspira a formar personas que sean correctos ciudadanos, que tengan un conocimiento que le permita entender el planeta en el que viven, que sean capaces de comunicar lo que piensan, sienten y al mismo tiempo construir sus propias interpretaciones de las cosas. Esto significa una propuesta compleja –no complicada- en términos de capacidades y comunicación en castellano y en su lengua originaria, si la tuvieran.
Este perfil abarca cuatro dimensiones de realización del ser humano: el cognitivo, el personal, el social y el laborala emprendedor.
Precisamente, este perfil de egreso de los estudiantes de la Educación Básica donde, contiene los aprendizajes que todo estudiante debe lograr y su desagregación en competencias y capacidades, los enfoques transversales, y los estándares de aprendizaje que muestran la progresión de los aprendizajes desde el inicio hasta el fin de la escolaridad. Este perfil de egreso se desagrega en 31 competencias con sus respectivas secuencias de progreso y su especificación en 110 capacidades.
En términos prácticos, cuatro conceptos claves se distinguen en el Currículo Nacional:
Los enfoques transversales. Constituyen valores y actitudes que estudiantes, maestros y autoridades deben esforzarse por demostrar en la dinámica diaria de la escuela. Aunque se formulan como conceptos abstractos representan un modo específico de estar e interactuar en el mundo, traduciéndose siempre en actitudes y en comportamientos observables.
Competencias. Los aprendizajes del perfil de egreso se traducen en competencias, las que se definen como “la facultad que tiene una persona de combinar un conjunto de capacidades a fin de lograr un propósito específico en una situación determinada, actuando de manera pertinente y con sentido ético”. Cada competencia se desagrega en capacidades y la secuencia de progreso desde educación inicial hasta el final de la secundaria se organiza en los estándares de aprendizaje.
Capacidades. Son los conocimientos, habilidades y actitudes que los estudiantes utilizan para afrontar una situación determinada. Estas capacidades suponen operaciones menores respecto a las competencias, que son operaciones más complejas. Ser competente es más que demostrar el logro de cada capacidad por separado: es usar las capacidades combinadamente y ante situaciones nuevas.
Estándares de aprendizaje. Son descripciones que definen el nivel que se espera pueda alcanzar un estudiante en cada competencia del Currículo de acuerdo a la secuencia de progreso que siguen la mayoría de estudiantes. Sirven para la evaluación de los aprendizajes, la programación de actividades de los profesores, la formación docente y la elaboración de materiales educativos. Los estándares se organizan en 8 niveles de progreso, del 1 al 7 uno por cada ciclo de la EBR o sus equivalentes en EBA y el 8 de logro destacado.
Vale precisar el componente ético de la competencia, buscando que la persona, en toda actuación, sea responsable consigo misma, la sociedad, el ambiente ecológico y la misma especie humana, tomando como base los valores universales de la justicia, la solidaridad, la protección del ambiente, la paz, la tolerancia, el respeto a la diferencia, etc. Por ello no extraña que en el año 2015, el criterio de evaluación, actitud ante el área, haya sido eliminado mediante la Resolución Ministerial N° 199-2015-MINEDU, supresión que no garantiza la formación axiológica de nuestros estudiantes, pero reafirma el carácter intrínseco del actuar éticamente.
Finalmente, es necesario recordar que las competencias son un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico, pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo. Esto significa que antes de implementar el enfoque de competencias en una determinada institución educativa, debe haber una construcción participativa del modelo pedagógico dentro del marco del proyecto educativo institucional y para ello es necesario considerar la filosofía institucional respecto a qué persona formar, así como también las diversas contribuciones de la pedagogía, los referentes legales y la cultura. Esto será la base para llevar a cabo el diseño curricular por competencias y orientar tanto los procesos didácticos como de evaluación.
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